Me sorprende lo vulnerables que nos hacemos los humanos al dejar nuestra vida al cuidado de una persona. En el momento en el que regalas tu alma solo quieres más y más de esa persona, pero te vas dando cuenta de que todo lo que haga te afecta, sea bueno, malo... Te vas dando cuenta de que te estás ahogando y de que has perdido, arriesgado y sacrificado mucho por algo que solo te hace daño y que no tiene futuro. Y esque todo es culpa tuya.
TÚ has sido quien le has dado tu vida, eres totalmente de su propiedad, y lo peor de todo es que te das cuenta de que tú para él/ella no eres nada, solo un recuerdo, un buen rato, un maldito
juguete del que se cansó. La herida no se cierra, sigue ahí la condenada, ardiendo y escociendo como si te la hubieses hecho ayer, te encierras y ¿para qué necesitábamos más? le ves disfrutando del nuevo propietario de su vida. Esta vez es él/ella el que regala su vida a otra persona, pero lo que te jode esque se la esté regalando a otro/a y a tí no te regaló más que dolor.